Descubre si te identificas con el carácter de tipo oral y cuáles son los masajes que más te convienen.
El contexto del carácter oral es el abandono maternal, se puede instalar desde el nacimiento o un poco más tarde, porque se origina al haber una situación de abandono del bebé o del niño; ya sea porque debe ser separado de la madre al nacer por problemas de salud o viceversa, la madre necesita ser apartada del niño para su recuperación de un parto complicado.
También puede ocurrir más adelante, si la madre debe salir a trabajar sin capacidad ella de dar al niño el contacto y contención emocional mínimo o bien sea porque llega un nuevo miembro a la familia y no existe otra persona que ocupe su lugar desde el punto de vista emocional (abuela, cuidadora); porque en efecto fue así por las circunstancias que sean o porque aun habiendo la presencia de la madre, ella tiene un carácter frío, distante y no hubo la contención emocional a lo largo de su desarrollo, que le permitiera madurar adecuadamente.
Debemos recordar que la contención, atención emocional o presencia maternal no sólo se configura con el hecho en sí mismo, debe haber la intención amorosa de protección que le dé al bebé o niño la seguridad emocional de ser validado, de ser aceptado y amado tal como es.
Los actos de su cuidado diario tales como momentos de alimentación con biberón, si no puede ser amamantado, sacar los gases, el baño, o cambio de pañales, son momentos idóneos para darle al ser lo que emocional y psicológicamente necesita para una vida sana. El momento del baño, es propicia la caricia, el masaje sutil y amoroso al enjabonarlo, secarlo y aplicar su crema corporal, con la intención no sólo de asistir al bebe o niño físicamente, sino transmitirle amor, aceptación, la importancia y sentido de su existencia, siendo posible transmitir esto en cada acto de su atención como lo es alimentarlo, cambiarlo, etc.
Este cuerpo necesita contención pero también energía, el masaje predominante debe ser el californiano, pero con un gran acento de masaje energético, un masaje vitalista. Cómo hemos dicho en entregas anteriores el masaje californiano es suave, con un movimiento oscilatorio, de vaivén, como las olas del mar. Puede ser desde sutil a medianamente profundo.
Comenzar la terapia con éste masaje prepara al paciente para sentir su cuerpo y recibir las emociones que puedan generarse, sabiendo que está en un lugar protegido y que el terapeuta o masajista está allí para él, que sepa que no va a ser abandonado.
El masaje californiano, dependiendo de la intención, la velocidad y la forma que se haga la manipulación puede ser muy energizante, es particularmente fácil encadenar su técnica con pellizcos, percusión que son maniobras por excelencia para energizar. También del masaje californiano se pasa, sin hacer interrupción del ritmo, al masaje sueco, es más profundo por lo que despierta al músculo, lo tonifica, promueve la irrigación de sangre en niveles más profundos del músculo, lo que da vitalidad.
Al carácter oral le va una prudente combinación de masaje californiano, masaje sueco, técnicas de percusión con petrissage (movimientos de masaje con presión aplicada) más protocolo de estiramiento y movimiento corporal.
La sesión de masaje debe incluir movimientos de los miembros y el torso. Estiramiento y flexión de brazos y piernas, también torsión del torso, para estirar y oxigenar la columna y los músculos paravertebrales. A medida que se realicen estas terapias, semanales, con una duración de sesenta (60) minutos poco más o menos, en las cuales cada una de acuerdo a la condición y avance del paciente, se van variando, algunas con predominancia del masaje californiano, otra con predominancia del masaje sueco con énfasis al movimiento, pero sin dejar de tener, cada sesión un poco de todo.
Con el tratamiento contínuo, el masaje puede ser cada vez más vigoroso para acentuar la irrigación sanguínea y así conseguir más vitalidad.
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